El manga de Masashi Kishimoto y Akira Okubo, “Samurai 8: Los cuentos de Hachimaru” lanza hoy su preview (o tambièn adelanto) para lo que será su serialización, en mayo. Las primeras 4 páginas de esta historia ya están disponibles.
Para ver el manga solo debes darle clic en la siguiente imagen y disfruta de lo nuevo del creador de Naruto.
¿Qué te pareció? ¿Luce interesante o no? Pues habrá que esperar al capítulo de mayo para darnos cuenta de todo el potencial que tiene esta historia. Esperemos con ansias y esperanza la nueva historia de Kishimoto y veremos qué tan lejos llega.
Sobre Masashi Kishimoto
Masashi Kishimoto nació en la prefectura de Okayama, Japón el 8 de noviembre de 1974, junto a su hermano gemelo menor, Seishi Kishimoto. Durante su infancia, Kishimoto mostró interés por los personajes de dibujo animado.
Fue en este momento de su vida en que Masashi Kishimoto comenzó a pensar que el manga era genial y deseaba convertirse en un famoso mangaka como Akira Toriyama creando su primer manga cerca de este momento y que llevaba por título “Hiatari-kun”, una historia que giraba acerca de “un niño ninja de las sombras”.
En la escuela intermedia, Kishimoto comenzó a enfocarse en otras cosas diferentes al dibujo. El béisbol se convirtió en gran parte de su vida, y naturalmente tenía que dedicar más tiempo al estudio, lo que significó poco o ningún tiempo para dibujar. Se comenzó a preocupar de si estaba “muy viejo para dibujar”, y en este punto un evento increíble ocurrió en su vida
Mientras caminaba de la escuela a casa, observó una pancarta de una película, uno de los mejores dibujos que había visto en su vida. El dibujo era de la película de Katsuhiro Otomo, Akira. Este dibujo reanimó su pasión por el dibujo, y al día de hoy continúa dibujando constantemente esperanzado en que algún día llegará a hacer algo que se acerque a esa imagen. Luego de conocer a “Akira”, los dibujos de Masashi Kishimoto cambiarían en gran medida. Pasó horas estudiando y tratando de entender el estilo de Otomo, pero no podía. Entonces tuvo la revelación de que eso era algo totalmente original, y que nada era como eso. Era algo imposible de copiar, parecido al ADN de una persona. Tampoco entendía exactamente qué era lo grandioso acerca de los dibujos de Toriyama, pero sí entendió algunas cosas. Los efectos, el diseño, cada pequeño detalle era perfecto y diferente del de otros artistas. Kishimoto entonces comenzó a pensar para sí que una imagen atractiva es una imagen original, y aprender a copiar otros artistas era algo insustancial.